Llegó el momento de la “cremá” de la falla infantil. Empezaba a sentirse en el ambiente la tristeza que, como es normal, se apoderaba de todos aquellos que hemos estado juntos este año. Era esencial el papel de la charanga este último día, para poner ese toque de alegría y olvidarnos por momentos que el año estaba apunto de acabar.
Nuestros peques, como estaba previsto, acudieron a su monumento para obtener el tan deseado recuerdo de la falla, y por supuesto, teniendo en cuenta la cantidad de falleritas y falleritos de este año, no dejaron títere con cabeza. Es gratificante ver a esos niños con su patito u otro personaje, que a la postre paliará la tristeza de la quema de su falla.
Nuestros peques, como estaba previsto, acudieron a su monumento para obtener el tan deseado recuerdo de la falla, y por supuesto, teniendo en cuenta la cantidad de falleritas y falleritos de este año, no dejaron títere con cabeza. Es gratificante ver a esos niños con su patito u otro personaje, que a la postre paliará la tristeza de la quema de su falla.
Cuando el viento nos lo permitió, y al compás de “la 41”, todos rodeamos la falla en sus últimos momentos hasta que el fuego la consumió.
En la calle, Batiste, Rafa y demás, no paraban de tirar tracas y “masclets”. Marta, María y Cristina desafiaban el frío y no abandonaban la calle, donde la charanga tocaba sus últimas piezas de la semana.
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