Nosotros, los mayores, nos podemos esforzar y perder, lo podemos encajar con más o menos deportividad. Pero una niña, que pasa días y días estudiando, ensayando, no debería pasar el mal trago de ver como su esfuerzo no es recompensado, y que otros con menos esfuerzo y trabajo tengan un premio y un reconocimiento mucho mayor, tan solo por el hecho de una arbitrariedad que muchos de nosotros no entendemos.
Reflexionemos.
Reflexionemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario